Crítica en 200 palabras (o casi): Agujetas en el alma (1998)
Lugar de proyección: Sala 1 del Cine Doré (Filmoteca Española).
Formato de proyección: 35mm.
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Agujetas en el alma (Fernando Merinero, 1998): Después de un debut estimulante a pesar de sus evidentes deficiencias técnicas –Los hijos del viento (1995), presentada en Cannes–, Merinero dejó claro ya en su segundo largometraje que no le importaba demasiado darle un buen acabado al producto. Lo grave es que tampoco ofrece nada interesante de inicio. Su pobre argumento se circunscribe a las inconexas peripecias de un director de cine que busca intérpretes –sobre todo actrices rubias– para su próxima película, sin que en ningún momento nos ofrezca algo más que diálogos incomprensibles y situaciones presuntamente jocosas o filosóficas, tanto da, seguramente sacadas de las propias experiencias del autor. Al parecer, también se inspiró en la divertidísima Vivir rodando (Tom DiCillo, 1995), pero cualquier parecido es pura coincidencia. Aparecen algunas notables actrices –Carme Elias, Pilar Castro, Nathalie Seseña– para desaprovechar sus talentos, e incluso consiguió convencer a Myriam Mézières, musa del cine independiente de la época, para interpretarse a sí misma, siendo el único destello de una película plomiza, sin ingenio ni gracia, técnicamente nefasta, y que parece rodada por un cortometrajista principiante. Película muy barata, sin duda –apenas salen del local donde se hacen los castings–, pero imposible de amortizarla porque nadie la vio.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)