Crítica en 200 palabras (o casi): La hija de Drácula (1936)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★ (Podría volver a verla).
Ahí va la crítica:
La hija de Drácula (Dracula’s Daughter) (Lambert Hillyer, 1936): Como no podía ser menos, dada la política de producción de Universal en estos años, Drácula (Tod Browning, 1931) también tuvo su continuación. La narración comienza en el preciso momento en la que acababa aquella, pues se inicia con la policía apareciendo en el castillo de Drácula y deteniendo a Van Helsing, autor confeso de la muerte del vampiro de un estacazo en el corazón. Al contrario de lo que uno se espera, el conde está definitivamente muerto, pues su cuerpo es quemado en una pira por su propia hija; pero es esta la que hereda su gusto por beber la sangre de sus víctimas. De modo que hemos perdido al hipnótico Bela Lugosi pero hemos ganado a la atractiva Gloria Holden, bastante menos inquietante que su padre. De hecho, ella quiere liberarse de su condena acudiendo a un psiquiatra, con lo que la película es atmósfericamente bastante más aséptica. Por supuesto, la ciencia médica poco puede hacer, la hipnosis no da para tanto, y aunque la narración acaba en el castillo de Drácula en Transilvania, el terror no hace acto de presencia. No es una película aburrida, pero sí demasiado anodina, indigna de su predecesora.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Cinema Nostrum 