Cinema Nostrum

Blog de Rafael Nieto Jiménez, historiador del cine y empresario audiovisual

Crítica en 200 palabras (o casi): Drácula (1931)

Dracula

Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.

Formato de proyección: DVD.

Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).

Ahí va la crítica:

Drácula (Dracula) (Tod Browning, 1931): Junto a El doctor Frankenstein (James Whale, 1931), este Drácula basado en la famosa novela de Bram Stoker cimentó la fortuna de los monstruos de la Universal durante muchos años, en este caso fijando de forma duradera la iconografía vampírica en su vertiente cinematográfica. Al contrario que la cinta de Whale, Browning consigue crear una atmósfera verdaderamente inquietante, hipnótica, con planos de una gran belleza terrorífica, sin necesidad de recurrir a grandes efectismos. El rostro de Bela Lugosi, con sus ojos fijos en el espectador desde unos primeros planos muy subyugantes, o las lunáticas miradas de su ayudante, son más que suficientes para atraer nuestra atemorizada atención. El cine mudo todavía ejerce su benéfica influencia narrativa y escenográfica en una película que lamentablemente cuenta con un sonido que más bien estorba que complementa la fuerza de sus imágenes. El silencio es en realidad el gran aliado en las mejores escenas, excepto en su brusco final, sorprendentemente carente de música. La película todavía hoy puede tomarse en serio, ha soportado dignamente el paso del tiempo, excepto si no somos capaces de perdonar esos enormes murciélagos de felpa que tanto nos pueden recordar a los del Conde Draco de Barrio Sésamo.

Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).

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2 pensamientos en “Crítica en 200 palabras (o casi): Drácula (1931)

  1. Fernando en dijo:

    Siento discrepar una vez más (y todas las que aún nos quedan, me temo); juro que no lo hago adrede, sino que, como suele decirse, «espontáneamente me sale así y no puedo evitarlo».

    En 1996, la Filmoteca Nacional, en colaboración con el Festival de San Sebastián, programó una retrospectiva, no completa pero sí bastante nutrida, de Tod Browning. Para darle una oportunidad me decidí a ver unas cuantas obras suyas: «El trío fantástico», «Garras humanas», «Los pantanos de Zanzíbar», «Drácula» y «Muñecos infernales». La celebérrima «Freaks» o «La parada de los monstruos» ya la había visto unos quince años antes.

    Pues bien, me sentí más decepcionado que entusiasmado ante la «aurea mediocritas» de todas esas obras, con la única posible excepción de «Muñecos infernales», que aun cuando no es realmente buena se acerca mucho a serlo; tal vez lo que le dio un apreciable impulso ascendente, en comparación y contraste con las demás, fue la colaboración del inmenso Erich von Stroheim en su guión.

    Así, pues, la casi totalidad de los filmes de Tod Browning que he visto me parecen curiosos pero insatisfactorios (incluido «Freaks», sí). Verdad es que no llegan a aburrir mortalmente, y que además atesoran un ideario inquietante y no pocos momentos de gran belleza plástica; pero la indebida lentitud de su ritmo, las redundancias argumentales, las tosquedades narrativas y los subrayados expresivos les hacen un flaco favor a sus buenas intenciones. Y en más de una ocasión me hacen pensar en un chiste que he contado con cierta frecuencia: las películas se dividen en dos clases: las de miedo y las de risa; las de miedo, como su propio nombre indica, son las que dan miedo; y las de risa son las de miedo cuando no dan miedo.

    Considero que a esos filmes de Tod Browning los superan en calidad las tres cintas de James Whale que he visto y que comenté brevemente hace poco en este mismo blog… y eso que tampoco son antológicas maravillas. En cualquier caso, todo este asunto me reafirma en mi opinión de que el cine fantástico, de terror y de ciencia-ficción está, por regla general, tan falto de verdadero interés y auténtica calidad, que sirve más que nada para corroborar el axioma de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Sólo así se explica que varios cineastas y películas de segunda fila -en el mejor de los casos- sean analizados y/o venerados más allá de lo que autorizaría cualquier criterio sensato y razonable.

    Como colofón apuntaré que, sin salirnos del subgénero cinematográfico de las criaturas más o menos monstruosas, yo me declaro mucho más partidario de la Hammer que de la Universal. En realidad casi sólo he visto (gran parte de) lo que hizo Terence Fisher en la compañía productora inglesa; pero lo encuentro de lo más estimulante. A pesar de la modestia de los presupuestos que manejan y el simplismo de las historias que relatan, «Drácula», «El perro de Baskerville», «La momia», «Las dos caras del Dr. Jekyll», «La maldición del hombre lobo», «El fantasma de la Ópera», «Drácula, príncipe de las tinieblas», «El cerebro de Frankenstein» y «Frankenstein y el monstruo del infierno» son uniformemente excelentes; y «La Gorgona» y «Frankenstein creó a la mujer», absolutamente magníficas. Y todo gracias a su exquisito gusto audiovisual y a su envidiable capacidad de crear atmósferas inquietantes, así como a un inmejorable plantel de colaboradores delante y detrás de las cámaras.

    • Umm, ¿me estás invitando a hacer un repaso a las películas de la Hammer? Posiblemente lo haga, porque ciertamente son más estimulantes en varios sentidos que las de la Universal. Respecto a Tod Browning, recuerdo perfectamente aquel ciclo y lo bien que me lo pasé con él, así que tampoco comparto tu menosprecio hacia él. Qué le vamos a hacer.

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