Crítica en 200 palabras (o casi): Drácula (versión hispana) (1931)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Drácula (George Melford, 1931): Antes de generalizarse las versiones dobladas o subtituladas, a comienzos del cine sonoro Hollywood probó a ofrecer sus productos en el extranjero en versiones rodadas en los mismos decorados con actores que dominaran las lenguas correspondientes. Entre las realizadas para el mercado hispanohablante este Drácula es la más conocida debido a la popularidad de su original. Sin duda, es una rareza digna de ver al menos una vez, pero nada más que una vez, para comprobar al menos cómo fueron este tipo de apaños y comprender la razón de su fracaso. Desde la primera escena vemos que nada queda de la terrorífica atmósfera del original y que ha sido sustituida por una comicidad que creemos involuntaria, aunque también haya suficientes escenas para pensar que sus autores acabaron por asumir el disparate en el que estaban embarcados y optaron por profundizar por esa vía. Lo malo, es que tampoco consigue ser una comedia de verdad, como mucho una parodia desafortunada carente de ritmo, con escenas alargadas de más y lastradas por un parloteo constante que obra el desastroso milagro de que esta versión dure media hora más que el original. No la salva ni sus leves toques eróticos.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).