Cinema Nostrum

Blog de Rafael Nieto Jiménez, historiador del cine y empresario audiovisual

Miguel Delibes y el cine español (6): El tesoro (1988)

Sexta entrega de esta serie de artículos publicados previamente en la web del Instituto Cervantes. Las novelas del vallisoletano Miguel Delibes han servido de material para un importante conjunto de películas. No cabe duda de que su prosa, ágil, breve y muy dialogada, se ajusta bien al cinematógrafo, espectáculo del que él mismo era muy aficionado. En El tesoro insiste en la eterna separación entre campo y ciudad, pero su adaptación cinematográfica ni siquiera llegó a estrenarse normalmente en los cines:

Las similitudes entre el viaje de un político socialista a un pueblo perdido en El disputado voto del señor Cayo (1978) y la visita de un arqueólogo a una pequeña localidad en El tesoro (1985) son más que evidentes. Ambos protagonistas tienen intenciones nobles, pero se encuentran con una tozuda realidad, la de la incultura y el atraso del mundo rural. La diferencia estriba en que Delibes tomaba parte por la inocencia terrenal del señor Cayo frente a los ideales de su invitado, mientras que en este caso es el hombre de ciudad el portador de la razón frente a la ignorancia y el egoísmo de todo un pueblo.

Jero, un reputado arqueólogo, es enviado al castro de Gamones debido al hallazgo de un importante tesoro celtíbero. Sospecha que el descubrimiento no ha sido fortuito, que el pueblerino que lo ha encontrado se ha servido de un detector de metales y que tenía información previa de un arqueólogo de la zona ya fallecido, por lo que no debería pagársele la recompensa. Sin embargo, como esto no se puede probar, ha de resignarse a esa injusticia y realizar su trabajo sin pensar más en ello, es decir, excavar el terreno para presentar el informe correspondiente. Él y su equipo se encontrarán, en cambio, con un problema más grave: la oposición de los habitantes del pueblo, que creen que les están robando un tesoro.

El esquematismo y la brevedad de la novela obligó a sus adaptadores —con la participación en los diálogos del propio Delibes— a densificar la narración y a pasar a un primer plano subtramas que solo habían sido apuntadas por el escritor. La película se resiente de ello porque el relato no necesitaba esa explicitud y, además, la introducción de una trama sentimental para intentar dar nuevos atractivos a la historia solo consiguió banalizar el conjunto. Si en la novela sabemos que a Jero (José Coronado) le espera en casa una novia que solo aparece en la última escena, en la película descubrimos que tiene una relación con una de sus alumnas, Marga (Ana Álvarez), una niña bien que, además, forma parte del equipo de excavación. Sus atractivos físicos, descaradamente exhibidos a pesar del gélido clima del lugar, producen cierta tensión sexual entre los pueblerinos en una de las escenas, pero el personaje no da mucho más de sí. El pequeño drama que supone descubrir que está embarazada y decidir si quiere tener el niño solamente consigue estorbar la acción principal, la de la lucha del arqueólogo por hacer su trabajo.

La otra gran diferencia es la violencia de la que se sirvieron para magnificar el conflicto que Delibes mantenía soterrado sin llegar nunca a explotar. La opción elegida por los guionistas —los mismos que habían acertado en La guerra de papá, Antonio Mercero y Horacio Valcárcel— estaba simplemente destinada a espectacularizar la película. Por ello se define más claramente a don Nilo (José Soriano), el hombre del pueblo vecino que encontró el tesoro, como el asesino del arqueólogo local que conocía el lugar del tesoro, con la complicidad de la Pelaya (Carmen Lozano). Los vecinos de Gamones desatarán su furia primero hacia ellos, asaltando su casa y quemando su tractor —cosa que no sucedía en la novela—, y luego contra el equipo de excavación. La espiral de violencia confluirá en una escena final —también totalmente inventada por los guionistas— en la que los arqueólogos y los lugareños llegarán a las manos. La muerte del líder de los vecinos, el Papo (Álvaro de Luna), sellará una disparatada pelea en el hoyo donde estaba el tesoro y culminará una desafortunada película que no gozó de carrera comercial alguna después de su nefasto paso por el festival de Valladolid.

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