Crítica en 200 palabras (o casi): La visita (2015)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★ (Podría volver a verla).
Ahí va la crítica:
La visita (The Visit) (M. Night Shyamalan, 2015): Dan mucha pereza las películas de “metraje encontrado” (found footage), por lo que tienen de artificio de imposible verosimilitud y por su habitual previsibilidad en el desarrollo. Desde la célebre El proyecto de la Bruja de Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), pocas variaciones he encontrado en el género. Tampoco Shyamalan parece buscarlo, dadas las escasas pretensiones de esta obra menor realizada después del merecido fracaso de After Earth (2013) y antes de la ambiciosa Múltiple (2016). Es como si hubiera necesitado un pequeño divertimento antes de mayores retos, de modo que coge a dos adolescentes con sus cámaras caseras para asistir en directo a la visita que hacen a sus abuelos, a los que no conocen. Pronto van descubriendo el extraño comportamiento de los viejos y, entre susto y susto, se va desvelando lo que nos temíamos desde el principio. Como la película nos mantiene entretenidos, no vamos a quejarnos demasiado de que solo sea un artilugio terrorífico con algunas pizcas de humor, y que al final nos arroje su mensaje moral a la cara sin ningún recato. No hay sutilezas narrativas ni de puesta en escena, solo más de lo mismo pero sin cansar demasiado.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)
Exhausto como he quedado por mis ciclópeos esfuerzos quizá infructuosos para manifestar persuasivamente los motivos de mi rechazo frontal de «Master and Commander» en este mismo blog, hoy no dispongo apenas de energías para extenderme sobre el gran aprecio que siento hacia esta notable obra de Shyamalan.
De momento me conformaré con destacar que la considero uno de los tres mejores logros hasta ahora en la irregular pero fascinante carrera de su autor, juntamente con «El sexto sentido» y «El protegido». Mientras yo la veía estuve lleno de inquietud, tensión, expectativa y suspense, y me pareció tan horripilante como conmovedora, así como muy ingeniosa e intrigante.
Y, por favor, no entremos a valorarla en función de la verosimilitud o inverosimilitud de su desarrollo y la sutileza u obviedad de su moraleja, pues la intención palmaria de este filme es presentar una variación juguetonamente perversa -homenaje y sátira a partes iguales- de los cuentos infantiles tradicionales, tales como Caperucita Roja o Pulgarcito, que ya de por sí son bastante crueles y retorcidos bajo su didáctica y mojigata superficie… especialmente en sus versiones originales no expurgadas ni edulcoradas para tranquilidad de los decentes y respetables padres de familia.
Por eso no está mal del todo, a pesar del artificio y la moraleja, se puede ver. Pero, vamos, tampoco ofrece nada que no se haya visto cientos de veces, y de la misma forma, y con un final que no sorprende a nadie que conozca el género. Yo el suspense no lo he sentido demasiado, solo algún susto bien ejecutado.