Crítica en 200 palabras (o casi): Mary Poppins (1964)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: Blu-ray.
Valoración: ★★★★★ (La veré varias veces).
Ahí va la crítica:
Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964): Volver a ver una película que en la infancia te fascinó es siempre un riesgo. Engañado por el recuerdo y la inmadurez de criterio, las expectativas de revivir las mismas emociones de antaño suelen verse defraudadas. En el caso de esta película no solo se mantienen casi inalteradas, sino que es posible encontrar bajo su superficie rasgos inquietantes no percibidos anteriormente y que la hacen todavía más interesante. ¿Será en realidad que yo no he madurado tanto –horrible concepto que Mary Poppins nunca utilizaría– y me he tragado toda su moralina sin chistar gracias al azúcar con que viene recubierta? Pues no me parece mal cuando uno se pasa sus 135 minutos asombrado por semejante despliegue de inventiva musical y visual. Su argumento se podría contar en dos frases, de hecho, la acción apenas avanza en la primera hora debido a una acumulación de números musicales que iría en contra de la ortodoxia narrativa del género, pero nada de eso nos importa. La lucha entre la aburrida realidad y la divertida fantasía adquiere caracteres casi abstractos en una película que, sin embargo, transmite bajo su contagiosa alegría un fondo de tristeza inefable como solo la música consigue expresar plenamente.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)