Crítica en 200 palabras (o casi): No me gusta conducir (2022)
Lugar de proyección: el hogar, dulce hogar, de mis padres.
Formato de proyección: VOD (Movistar+).
Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).
Ahí va la crítica:
No me gusta conducir (Borja Cobeaga, 2022): Después de haberse atrevido a ridiculizar a políticos, terroristas y nacionalistas, Cobeaga nos ofrece ahora una comedia menos atrevida argumentalmente pero igualmente satisfactoria. Basándose en su experiencia tardía para sacarse el carnet de conducir, en sus seis breves episodios consigue divertirnos con las peripecias de un vanidoso profesor universitario que quiere obtenerlo por motivos sentimentales –ha heredado el viejo coche de su padre– además de por necesidad, ya que su ex no va a hacerle más de taxista. Es una producción televisiva sin ambiciones estéticas, pero no le hacen falta para provocarnos más de una carcajada, que es de lo que se trata, afortunadamente. Unos personajes principales bien definidos y bien interpretados –Juan Diego Botto como el aprendiz y David Lorente como el charlatán profesor, perdón, educador– son las bazas principales de esta comedia blanca a la que quizás sobra algo de sentimentalismo, y en la que muchos se sentirán identificados. A falta de servicio militar, la experiencia de sacarse el carnet es inolvidable y es extraño que no se haya aprovechado anteriormente. Las apariciones de los eficaces Javier Cámara y Carlos Areces sirven de guinda a un producto que lamentablemente pasará pronto al olvido tras cumplir su terapéutica función.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)