Cinema Nostrum

Blog de Rafael Nieto Jiménez, historiador del cine y empresario audiovisual

Crítica en 200 palabras (o casi): Malos tiempos en el Royale

Royale

Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.

Formato de proyección: DVD.

Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).

Ahí va la crítica:

Malos tiempos en el Royale (Bad Times at the El Royale) (Drew Goddard, 2018): A un solitario hotel-casino en decadencia atendido por un único empleado llegan cuatro personajes que seguramente no sean lo que parecen. En este juego narrativo que nos propone Goddard los personajes son como bolas de billar cuyos encuentros provocan carambolas en forma de giros narrativos realmente inesperados. Tanto el guion como el montaje están tan perfectamente medidos –sus analepsis nunca interrumpen el ritmo– que uno no puede más que dejarse llevar gozosamente por este divertimento hasta alcanzar sin notarlo sus 140 minutos. Se podría decir que es un película de estilo tarantiniano aunque con menos retórica, es decir, con una narrativa más eficiente, y con una puesta en escena también más contenida dentro de una elegancia visual sobresaliente apoyada en una dirección artística que ha sabido crear espacios con personalidad propia. El uso de canciones populares no es gratuito, como suele ser en Tarantino aunque nos agrade mucho escucharlas, sino que responde a una total compenetración con las acciones de los personajes. Como además estos están encarnados por actores muy competentes que saben sacar partido de ellos aunque no estén muy desarrollados, la función roza la perfección como sucedía en La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2011).

Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)

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4 pensamientos en “Crítica en 200 palabras (o casi): Malos tiempos en el Royale

  1. Fernando en dijo:

    Poco puedo decir aquí, Rafa, para completar tu encantadora reseña de esta encantadora película, una pequeña joya del cine moderno que no obtuvo, ni mucho menos, la aceptación y la repercusión populares que merecía. Dado que varias veces te he insistido, en este blog y cara a cara -incluso llegando a darte la tabarra inhumanamente-, para que no te perdieras «Lo que esconde Silver Lake» ni «Malos tiempos en El Royale», las cuales, sin ser obras maestras, para mí valen infinitamente más, dentro de la producción mundial actual, que el 95% de esas películas-de-visión-obligada que, no sé con cuánta sinceridad, son festejadas con pífanos, atabales y dulzainas; y dado que tu experiencia con la primera de las dos mencionadas fue, por decirlo suavemente, frustrante; dado todo eso, como digo, me alegro, a más no poder, de que mi recomendación de la segunda haya sido fructífera en todos los aspectos.

    Sólo haré constar que, desde luego, la influencia aquí de Tarantino (aparte de la de otros directores, aunque se trata siempre de influencias muy bien asimiladas y poco o nada plagiarias) es más que evidente: ha sido generalmente notada por los «happy few» que hasta ahora han disfrutado con esta creación de Drew Goddard. Pero esta vez el discípulo ha superado al maestro. Yo no soy un admirador rendido de Tarantino, como fácilmente pueden comprobarlo quienes se tomen la molestia de leer mis consideraciones sobre «Érase una vez en… Hollywood» publicadas en este mismo blog, si bien he sabido apreciar unos pocos de sus filmes. Y yo afirmaría, sin temor a equivocarme, que Tarantino jamás ha hecho nada tan logrado ni tan humano como «Malos tiempos en El Royale»; y que, al paso que lleva, jamás lo hará.

    En efecto, los personajes de Tarantino, aun en el mejor de los casos, no son sino las marionetas de un guiñol y, por consiguiente, sus venturas y desventuras son incapaces de emocionarnos realmente hasta el fondo o de tocar noblemente nuestras fibras sensibles. Por contra, los personajes de «Malos tiempos en El Royale», salvo contadas excepciones, son, además de piezas de un ingeniosísimo rompecabezas, auténticos seres humanos de carne y hueso, cuyas peripecias y peligros nos involucran al máximo, de tal manera que a bastantes espectadores los conducirán a derramar alguna que otra lagrimita.

    Eso que salimos ganando. El cine debe ser, por supuesto, entretenido; ello es condición necesaria, pero no suficiente. Si además de entretenido es inteligente y/o conmovedor, miel sobre hojuelas, y así el entretenimiento se duplica o se triplica, y hasta llegará a resistir triunfalmente la erosión del tiempo.

    • Tarantino es de esos directores que, aparte de nuestra valoración, influyen en otros y, en ese sentido, han hecho avanzar un espectáculo, el cinematográfico, en el que cada vez es más difícil sorprendernos. Muchas gracias por la recomendación, eres responsable directo de estas dos horas y pico de rico disfrute.

  2. Fernando en dijo:

    Pues nada, he aquí otra recomendación para tu buzón de sugerencias; a ver si le haces caso aunque sea dentro de otros dos años. Bien podías agasajarnos con tus reflexiones sobre un nuevo par de estupendas películas recientes que pasaron, con absoluta injusticia, totalmente inadvertidas o casi: «El último duelo» de Ridley Scott y, en especial, «Cry Macho» de Clint Eastwood. No sólo de cine español o italiano vive el hombre (ni la mujer).

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