Crítica en 200 palabras (o casi): Otra ronda (2020)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Otra ronda (Druk) (Thomas Vinterberg, 2020): Un grupo de profesores de instituto desencantados con sus vidas deciden hacer un experimento: trabajar con un 0,5% de alcohol en sangre. Como es previsible, inicialmente les inhibe mejorando sus capacidades laborales y sociales, pero según aumentan las dosis todo comienza a torcerse. Es una premisa bastante discutible por tonta –¿no conocen los efectos del alcohol viviendo en un país tan bebedor como Dinamarca?–, pero además está desarrollada de forma muy simplista, sin profundizar en los aspectos sociales de un entorno seguramente más opresivo de lo que se muestra, ni en las verdaderas causas psicológicas de los personajes, quedando más bien como un spot larguísimo sobre el consumo responsable, como si estuviera patrocinado por la industria del bebercio, siempre atenta a que no cometamos excesos pero también a que no dejemos nunca de beber. Si a esto le sumamos que la puesta en escena es rutinaria –la pertinaz cámara al hombro es ya un recurso antediluviano– y los actores no pasan de la corrección, solo nos explicamos su éxito en las entregas de premios anuales y entre la crítica por el probable alcoholismo de muchos comentaristas y votantes. Nada reconforta más que ver legitimados los propios vicios.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)
Cinema Nostrum 