Crítica en 200 palabras (o casi): Vuelve, pequeña Sheba (1952)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
Vuelve, pequeña Sheba (Come Back, Little Sheba) (Daniel Mann, 1952): La pequeña Sheba no es más que un perrito que se perdió y cuya dueña no pierde la esperanza de que vuelva a casa. Es una metáfora sobre las penas del pasado y la necesidad de seguir adelante, tal y como los propios diálogos se encargan de esclarecer. Porque estamos ante un texto teatral que no consigue desprenderse de su aroma a obra de tesis, con sus dramáticos ejemplos para convencernos de ideas fundamentales, siempre tan difíciles de adaptar al medio cinematográfico. Sin embargo, como no está mal construida narrativamente y cuenta con dos intérpretes mayúsculos –Burt Lancaster y Shirley Booth–, uno acaba aceptando esa tara como una convención más. El matrimonio que componen los dos actores –él intenta superar su alcoholismo y ella asumir que ya no es joven y guapa– acaba por conmovernos por su lucha para ser felices a pesar de su insatisfactoria vida diaria producto de una unión no deseada en realidad. Incluso podemos perdonar el retrógrado mensaje relativo a las relaciones sexuales representado por la joven a la que alquilan una habitación y se dedica a tontear con uno a pesar de estar comprometida con otro. Terrible pecado en aquellos años tan rígidos.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).