Crítica en 200 palabras (o casi): Amaya (1952)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD (origen VHS).
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Amaya (Luis Marquina, 1952): Pocas películas históricas de las rodadas durante el franquismo resisten un ecuánime análisis ideológico hoy en día, pero las mejores de ellas al menos tenían un mínimo sentido del espectáculo cinematográfico. Lamentablemente, esta adaptación de Amaya o los vascos en siglo VIII, novela de Francisco Navarro Villoslada, no es una de ellas. Desde el inicio asistimos a un confuso embrollo dinástico en torno a los descendientes del mítico patriarca vasco Aitor y al misterioso secreto que guarda el brazalete de oro que porta la destinada a ser su sucesora: la bellísima Amaya. Las alambicadas peripecias de sus numerosos personajes –todo ellos interpretados con el engolamiento característico de los dramas históricos teatrales– están dirigidas a convencernos de la importancia de la unidad de las regiones de España contra sus enemigos exteriores. Así, la unión de vascos y godos que Amaya logra contra los infieles musulmanes y judíos bajo la advocación de Cristo era todavía el ejemplo a seguir en el momento de su estreno. Es inevitable que tan trascendental mensaje se nos indigeste cuando viene ofrecido de manera tan poco atractiva. Ni siquiera se nos ahorran los bailes regionales tan del gusto de los Coros y Danzas del régimen.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).