Crítica en 200 palabras (o casi): Bombas para la paz (1958)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
Bombas para la paz (Antonio Román, 1958): «Bombas para la paz» es un oxímoron muy apropiado para definir la guerra fría, aquella que no estalló gracias al miedo de Estados Unidos y Rusia a destruirse mutuamente si lanzaban sus bombas atómicas. España jugó un papel insignificante en ese tablero de juego, pero nuestros comediantes son siempre capaces de aprovechar cualquier asunto, por peliagudo que sea, para idear argumentos hilarantes, como ya había demostrado Berlanga con su Calabuch (1956) dos años antes. En esta ocasión, el ingenuo pacifismo que inspira a los guionistas desemboca en una premisa de ciencia-ficción muy simple: un científico inventa un explosivo que cambia el carácter de los que son alcanzados por su pequeña onda expansiva. La violenta ira da paso a la pacífica cortesía y para cumplir su fin nada mejor que intentar explotar uno de ellos en la Asamblea de la ONU que se celebra en París. No tiene demasiada lógica esta premisa por lo que, conscientes de ello, sus creadores desarrollan su narración de forma frenética, sin dejarnos pensar demasiado entre tantas parrafadas incongruentes pero bien aprovechadas por sus actores. Subyace, en cualquier caso, una amarga visión de la política internacional que suscribiría hoy incluso Greta Thunberg.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Cinema Nostrum 