Crítica en 200 palabras (o casi): El apartamento de la tentación
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD (origen TV).
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
El apartamento de la tentación (Julio Buchs, 1971): He aquí una película prototípica de la comedia española previa al destape. Se nota en sus creadores tanto las ganas de soltarse el pelo como la imposibilidad de hacerlo plenamente, compartiendo, por tanto, la frustración de unos personajes incapaces de conseguir lo que desean en el terreno sentimental. Este enredo de vodevil se sustenta sobre una desigual guerra de sexos dentro de un matrimonio donde él sufre de celos a pesar de ser un adúltero reincidente –papel típico del Juan Luis Galiardo de esta época–, mientras que ella intenta conducirlo al redil sin dejar de ser una mujer decente –y sin dejar de exhibir los encantos físicos de Carmen Sevilla–. Dejando aparte su hipocresía moral, la función naufraga completamente por su inconsistencia narrativa, sus impresentables gags y su nula ambición estética pese a su lujoso formato de rodaje. Como siempre, algunos secundarios, como José Sacristán, Antonio Ozores o Mari Carmen Yepes, cumplen su cometido cómico pese a la indigencia de sus diálogos, mientras que gran parte del atractivo erótico se encuentra en los tímidos estriptis de una apabullante Helga Liné, empeñada en ponerle los cuernos a un aristocrático marido interpretado por Jaime de Mora y Aragón, nada menos.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Cinema Nostrum 