Crítica en 200 palabras (o casi): Mandy (2018)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
Mandy (Panos Cosmatos, 2018): Un grupo de lunáticos de una secta religiosa irrumpen en el hogar de Nicolás Cage y su inquietante mujer. En la segunda parte, él procederá a vengarse de la forma más brutal. Argumentalmente, no tiene más esta pesadilla fílmica, pero no nos importa. Es un viaje psicodélico de enorme fuerza visual, sonora y musical. Los efectos fotográficos están a la altura de un Sokurov, transmitiendo sensaciones especiales, lo que ya es mucho mérito a estas alturas de la historia del cine. Sin embargo, este universo infernal tan bien elaborado en la superficie no parece que tenga más sentido en el fondo que el puramente estético, con referentes cinematográficos y musicales de dudoso gusto. Cuando la película se centra en la venganza de su protagonista, cazando uno a uno a los miembros de la secta, desciende al terreno del más rutinario slasher, complaciendo los bajos instintos del vengador y demostrando, una vez más, que Nicolas Cage puede ser tan ridículo como efectivo en el mismo plano. Película, por tanto, imposible de recomendar, pues su disfrute depende en gran medida de la sensibilidad del espectador y su capacidad para dejarse llevar por una propuesta hipnótica difícilmente explicable con palabras.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).