Crítica en 200 palabras (o casi): El traje (2002)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
El traje (Alberto Rodríguez, 2002): Un chico inmigrante que malvive en Sevilla ayuda a cambiar la rueda de un lujoso deportivo a otro joven, y este, que no lleva suelto, le regala un traje. Como ambos son negros, pero de muy diferente fortuna en la vida, esta simpática secuencia parece concebida para advertir al espectador desde el inicio de que no se pretende hacer el típico drama lacrimógeno de denuncia aunque la acción se centre en el primero. Este, sin trabajo, sin hogar, pero con un elegante traje –metáfora evidente del estatus social– conocerá en un albergue a otro desgraciado –este blanco y más veterano– que le robará su dinero, pero con el que acabará entablando una relación afectuosa. En la mejor tradición de la picaresca, esta película sabe mostrar el submundo de una ciudad y las formas de apañarse de los que están fuera de la sociedad, donde ser honesto no sirve para sobrevivir. Hay una lección moral en ello, sin duda, pero Alberto Rodríguez, en su primera película en solitario, no es dogmático, simplemente muestra las circunstancias de sus personajes sin juzgarlos, sacando de ellos la fuerza emotiva del relato. Su ajustada puesta en escena preludia ya el gran cine que realizaría después.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Cinema Nostrum 