Crítica en 200 palabras (o casi): Amigo (2019)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: VOD (Veoforqué).
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Amigo (Óscar Martín, 2019): Las películas de Paul Naschy o los relatos de Narciso Ibáñez Serrador son los referentes explícitos de esta película de terror, a juzgar por las imágenes que ven en televisión sus dos protagonistas. La necesidad de muchos directores debutantes de señalar así sus influencias seguramente responda a su inseguridad, como si adscribirse a cierta tradición fílmica pudiera legitimar sus primeras armas cinematográficas y hacernos perdonar sus errores o su falta de medios. Pero el aburrimiento o la falta de imaginación no se deben perdonar. El logrado ambiente mortecino de una casa en la montaña, en la que un hombre atiende a su amigo minusválido, impregna a la narración misma, carente totalmente de ritmo, como si se hubiera quedad aterida. No hay misterio en una relación que enseguida adivinamos turbia por un hecho trágico del pasado. Tampoco sentimos ese terror que se pretende transmitir cuando el cuidador empieza a perder la cabeza. Todo es demasiado explícito, su puesta en escena es solo fríamente correcta y, por tanto, sin sorpresas que reseñar. Al menos no aparece el típico monstruo digital. Lo único que de verdad impresiona es el cuerpo desnudo de Javier Botet, pero eso es mérito exclusivo de sus genes.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).