Crítica en 200 palabras (o casi): El deseo de ser piel roja (2001)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★ (Podría volver a verla).
Ahí va la crítica:
El deseo de ser piel roja (Alfonso Ungría, 2001): Las historias de triángulos amorosos son más viejas que el canalillo pero siguen teniendo su atractivo por el suspense que provocan sus inciertos finales. Aquí tenemos una más enmarcada en una película de carretera protagonizada por tres personajes desnortados liderados por un aventurero –interpretado con solvencia por José Sancho– que convence a los otros dos para ir a destruir una central nuclear. Es un macguffin que sirve para que el triángulo se desarrolle y la chica –Marta Belaustegui en su mejor momento– pase de un hombre a otro mientras asistimos a la autodestrucción del primero, imbuido de un vacío existencial donde no se sabe si las drogas y el alcohol son la causa o la consecuencia. Es un personaje complejo y desesperado –¿no es capaz de amar o huye del amor?– que se hace acompañar de la chica a la que ya no desea y de un joven nihilista cuyas aptitudes tampoco son fáciles de comprender. Y es que la película no lo pone fácil para que empaticemos con ellos, ni para que nos creamos sus inquietudes, que oscilan entre lo ridículo y lo sublime. Es comprensible su fracaso comercial, causa probable del fin de la carrera de su director.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)
Cinema Nostrum 