Crítica en 200 palabras (o casi): Rosenda (1948)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD (origen TV).
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
Rosenda (Julio Bracho, 1948): El cine mexicano de la Edad de Oro merecería mayor difusión, pues industrial y artísticamente rayó a una altura impensable hoy en día, codeándose incluso con sus vecinos del norte. Basta ver una película de calidad media como esta para darse cuenta de que había un gran saber en el hacer de sus técnicos y artistas. Si no fuera por su habla coloquial, no siempre comprensible para un espectador español, y por los enormes sombreros que llevan los protagonistas, se podría pensar que es un western norteamericano. El partido fotográfico que se saca a los paisajes y su eficaz composición de los planos en interiores así lo certifican, pero además, tiene otro punto a su favor: el erotismo no se disimula, se sugiere de la forma más directa, paradójicamente. Argumentalmente no es novedosa, ciertamente, pues se trata de un clásico triángulo amoroso entre una campesina analfabeta, un pobretón que la abandona y el maduro solterón que la protege –interpretado con su habitual afabilidad por el gran Fernando Soler– sin que quepan las sorpresas ni en su desarrollo ni en su final, pero sí es gratificante la capacidad del guion para reírse de la insegura hipermasculinidad de los más gallitos.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)