Crítica en 200 palabras (o casi): Salomé (1922)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Salomé (Charles Bryant, 1922): Alla Nazimova es otra de las muchas estrellas del cine mudo que hoy yacen en el olvido. Los enormes salarios que llegó a cobrar le permitieron fundar su propia empresa, Nazimova Productions, y contratarse a sí misma como la principal protagonista de sus proyectos y, en casos como esta Salomé, encargar la dirección a su propio marido. El enorme ego que se espera de una diva como ella se expresa sin paliativos en este megalómano drama bíblico inspirado en la obra de Oscar Wilde, donde encarna de forma harto expresiva a la joven Salomé aunque el maquillaje no consiga ocultar sus cuarenta y tantos años de edad. También es cierto que bajo su escueto vestuario exhibe un cuerpo envidiable y flexible apto para seducir al pobre Herodes con sus bailes y, suponemos, que a muchos espectadores, pero, dejando aparte esto, la película no ofrece mucho más. Es un mamotreto pesadísimo compuesto de planos estáticos que no consiguen transmitir ninguna emoción. Toda la acción trascurre en un único decorado de fantasía bastante kitsch, poblado por personajes vestidos y peinados de las formas más extravagantes. El castigo a tanto exceso fue la deserción del público y la quiebra de la empresa.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).