Crítica en 200 palabras (o casi): Chantaje en Broadway (1957)
Lugar de proyección: el hogar, dulce hogar, de mis padres.
Formato de proyección: VOD (Movistar+).
Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).
Ahí va la crítica:
Chantaje en Broadway (Sweet Smell of Success) (Alexander Mackendrick, 1957): Si uno es un ingenuo que cree en la total honestidad de los articulistas más influyentes de los medios, después de ver esta película le será más difícil. En ella se describe lo que se cuece en la trastienda de los artículos de opinión y el pernicioso papel que pueden jugar los agentes de prensa. Claro está que siendo una ficción quizá se esté exagerando, pero lo importante es que cinematográficamente es verosímil. El Broadway nocturno que nos describe Mackendrick con gran fuerza visual es realmente inquietante aunque sepamos que no se deba generalizar, pues en realidad esta trama de cine negrísimo centra su narración en un personaje casi diabólico encarnado por Burt Lancaster –tiene el poder de cambiar el destino de la gente con sus artículos–, y en un desesperado agente de prensa interpretado por Tony Curtis, cuya lucha por sobrevivir en ese mundo hostil pone a prueba los límites de sus escrúpulos. Las inocentes víctimas de sus tejemanejes no tienen tanta entidad como personajes, como si en ese ambiente tan viciado, donde no faltan los políticos y policías corruptos, no pudieran ser tan atractivos para los espectadores debido a su aburrida y cándida honestidad.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Rafa, últimamente estás «sembrado»… ¿o es que lo estoy yo? Me refiero a que se trata de la segunda vez, en menos de una semana, que me siento capaz de suscribir, sin reservas ni tapujos, tu acertadísimo comentario sobre una acertadísima película. Ambos -el comentario y la película de esta ocasión- aciertan plenamente en el fondo y en la forma, en la expresión y en el contenido, según veo yo el asunto.
Ojalá dure esta racha de coincidencia nuestra de criterios. Todos nos lo pasaríamos requetebién, y nos lo merecemos. Ya basta de sufrir por amor al arte; pues la vida es muy corta y bastante triste ya de por sí.
Ya sabes que yo me lo paso bien siempre, también con los bodrios porque me proporcionan otro tipo de placeres.
Jajaja. ¿Los placeres culpables? ¿Los placeres ocultos?
No, yo ya no tengo sentimientos de culpa, ni los oculto, me entrego a ellos sin remordimientos.