Crítica en 200 palabras (o casi): Me hace falta un bigote (1986)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD (origen TV).
Valoración: ★★ (Podría volver a verla).
Ahí va la crítica:
Me hace falta un bigote (Manuel Summes, 1986): Termina Del rosa al amarillo (1963), la película con la que debutó Summers, y se inicia un debate conducido por Jesús Hermida en el que el propio director recuerda su primer amor. Como si necesitara reverdecer su gran éxito del pasado, asistimos a la génesis creativa de su nuevo proyecto, una recreación nostálgica de aquellos años en blanco y negro donde siendo niño comenzó a experimentar las amarguras del amor. La figura de Summers no resulta simpática en general, su humor tiene un fondo cínico carente del genio necesario para que empaticemos con su personaje, siempre demasiado agrio. Esta egocéntrica película –también aparecen sus famosos hijos– acentúa esa sensación, pero tampoco se le puede negar que acaba por llevarnos a su terreno sentimental poco a poco, hasta hacernos compartir los anhelos de su alter ego infantil, un niño encaprichado de una joven a su vez enamorada de Jorge Negrete. De ahí la necesidad de un bigote para parecerse a él. No consigue igualar la fuerza emotiva de su primera película, pero tampoco es el horror que uno se temía. Su realización es esta época final de su carrera es poco elegante pero aquí al menos consigue algo de verdad fílmica.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).
Cinema Nostrum 