Cinema Nostrum

Blog de Rafael Nieto Jiménez, historiador del cine y empresario audiovisual

Tras la estela de Sitges: Nocturna 2017

Después de haber faltado a la última edición por encontrarme en Italia, me he reencontrado con este estimado Festival Internacional de Cine Fantástico. Debido al cambio de fechas –de mayo a octubre–, ha pasado más tiempo de lo normal, un año y medio desde mi anterior cita. Pero afortunadamente, esa espera ha valido la pena porque hemos asistido a un remozado Nocturna que ha elevado su nivel habitual gracias a una sencilla estrategia: ponerse bajo la sombra protectora del todopoderoso festival de Sitges.

El premio especial que recogió el subdirector de Sitges, Mike Hostench, sirvió para agradecer al certamen catalán todo lo que ha hecho por la difusión del cine fantástico durante sus 50 años de existencia y, en cierto modo, para reconocer el dominio jurisdiccional sobre el género que la programación de Nocturna ya nos había anunciado. Tanto las ochos películas de la Sección Oficial como las que inauguraron y cerraron el festival habían sido ya proyectadas en Sitges dos semanas antes. Esto no debe valorarse negativamente, sino muy al contrario. Si en las ediciones anteriores la selección se resintió por la imposibilidad –salvo excepciones– de obtener en primicia productos de primer nivel porque preferían  hacer su presentación en Sitges, celebrar el concurso después de este festival ha permitido traer películas estrenadas allí pero todavía inéditas para un público madrileño al que poco le debe importar que tener preferencia. La calidad general, sin ser excepcional –el género no da para más, seguramente, como el cine en general– esta vez sí ha tenido un nivel más que digno.

La diversidad, sin embargo, no ha sido la característica principal. Las propuestas han llegado exclusivamente de tres polos, uno muy preponderante, el norteamericano (Estados Unidos y Canadá), que solo ha sido salpimentado por otros dos menores, el francés y el español. ¿Qué ha sucedido para que haya habido semejante concentración geográfica y lingüística? ¿Ha sido casualidad o es que el panorama del género está ya totalmente ocupado por la principal industria del planeta? En cualquier caso, he aquí el balance final de lo visto en la Sección Oficial.

En la nueva sede del cine Proyecciones, que viene a sustituir al querido Palafox, actualmente en remodelación, hemos asistido a la entronización de la mujer como heroína absoluta, ya no solo como víctima, que también, sino como protagonista sobre la que giran los relatos. Siguen siendo objeto de deseo, por supuesto, y son nuevamente perseguidas y violentadas, pero en estos militantes tiempos feministas ya no se conciben frágiles. Por un lado, tenemos a la hermosa y premiada Matilda Anna Ingrid Lutz de la francesa Revenge (Coralie Fargeat, 2017) cuya físico de acero le permite enfrentarse por encima de los verosímil a sus tres agresores masculinos. Argumentalmente no es más que una película de venganza, pero la brillantez de su puesta en escena le ha proporcionado el premio a su director como ya sucediera en Sitges. Otra guapa, Brittany Ashworth, se enfrenta sola y herida, en la también francesa Hostile (Mathieu Turi, 2017), a uno de los monstruosos seres que pueblan un mundo apocalíptico mientras recuerda una pasada relación sentimental. Una combinación de terror y romanticismo, por tanto, que no consigue el equilibrio deseado. Las dos chicas que protagonizan el curioso slasher satírico-social que ha obtenido el premio de mejor guion, Tragedy Girls (Tyler MacIntyre, 2017) ni siquiera son víctimas, sino verdugos, pero sufren la obsesión por la fama que ha agravado el uso de las redes sociales hoy en día. La española Ana Asensio, por su parte, se enfrenta en Most Beautiful Island (2017) a una realidad menos fantástica –dudo incluso que se pueda adscribir al género–, la de las emigrantes explotadas, aunque de un modo muy poco convencional, y narrándolo como si fuera una película de los Dardenne. Mucho menos interés tiene The Heretics (Chad Archibald, 2017) donde su protagonista femenina es secuestrada por un joven que quiere protegerla de una secta y donde se combina erotismo y muerte de un modo demasiado convencional.

Fuera del terreno de las heroínas, solo restan tres películas, una totalmente desechable, Game of Death (Sebastien Landry y Laurence Morais-Lagace, 2017) que recuerda a los subproductos vistos en ediciones anteriores y que solo podrá contentar a los degustadores menos exigentes del gore, y otras dos que han puesto el toque de autor en la selección. Una, la canadiense Les affamés (Robin Aubert, 2017) nos lleva a un entorno rural plagado de zombis velocísimos donde un grupo de sobrevivientes hacen lo que pueden por resistir. La diferencia que eleva esta película sobre tantas otras del mismo género es su mezcla de sobriedad existencial y humor salvaje, descubriéndonos a un director con personalidad propia. Como también sucede con el gallego Andrés Goteira en la ganadora del premio principal, Dhogs, película de difícil digestión para los aficionados que no gusten de traspasar las fronteras bien delimitadas del fantástico para adentrarse en propuestas como esta, algo críptica, de raíz lynchiana para bien y para mal, pero creadora de una atmósfera propia que nos sacude de tanto cine convencional como nos rodea. El documental 78/52 (Alexandre O. Philippe, 2017) sobre la importancia de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) para la historia del cine, bien podía servir a muchos cineastas para aprender a romper con más asiduidad y mejor sentido las reglas que tanto les constriñen.

La sorpresa del certamen se encontró fuera de la Sección Oficial, como tantas veces sucede. Matar a Dios (Albert Pintó y Caye Casas, 2017) nos desafía desde su propio título a reírnos de los más sagrado o temible, del Dios todopoderoso que todos tememos en el fondo, encarnado por el estupendo Emilio Gavira. Humor negro muy bien interpretado por un elenco de actores poco conocido todavía, pero digno de la mejor tradición de nuestro cine.

Tanto Happy Dead Day (Christopher Landon, 2017) como Mom and Dad (Brian Taylor, 2017) películas de inauguración y clausura, fueran sendas concesiones al cine más comercial que llegará a nuestros cines tarde o temprano. La primera es una reedición de Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), pero con un asesino al que su protagonista intenta atrapar cada nuevo y repetido día. La segunda plantea una premisa con más mala idea, la de que todos los padres quieran matar a sus hijos, pero se queda en un divertimento a la mayor gloria gesticulante de Nicolas Cage.

En definitiva, nos damos por contentos con la mejor edición habida hasta ahora. Los homenajes a Caroline Munro, Don Coscarelli, Jack Taylor y, sobre todo, a Narciso Ibáñez Serrador, dieron el justo toque nostálgico que necesita cualquier festival. Hasta la próxima.

PALMARÉS:

Mejor Película: Dhogs.

Mejor Director: Coralie Fargeat, por Revenge.

Mejor Interpretación Masculina: Carlos Blanco, por Dhogs.

Mejor Interpretación Femenina: Matilda Lutz, por Revenge.

Mejor Guión: Chris Lee y Hill Tyler, por Tragedy Girls.

Mejores Efectos Especiales: Les affamés.

Mejor Película Dark Visions: The Night Watchmen.

¡Premio del Público Mejor Película: Bajo la rosa.

Premio del Público Mejor Cortometraje Internacional: Keep Out of Children’s Reach.

Premio del Público Mejor Cortometraje Nacional: Marta no viene a cenar.

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