Crítica en 200 palabras (o casi): El delito de Giovanni Episcopo
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).
Ahí va la crítica:
El delito de Giovanni Episcopo (Il delitto di Giovanni Episcospo) (Alberto Lattuada, 1947): Como en la recientemente comentada, El alcalde, el escribano y su abrigo (1952), Lattuada nos presenta como protagonista a un modesto empleado de oficina que desea escapar de su insignificante vida. En este caso su impulso nace de conocer a otro personaje opuesto a él, un mujeriego y vividor que finge ser su amigo para en realidad sablearlo todo lo posible. El deseo de ser como él, en especial respecto a las mujeres, alcanza cotas de humillación patológica difícilmente soportables para el espectador. Aldo Frabrizi nos recuerda en este personaje tan indefenso y humillado al Edward G. Robinson de La mujer del cuadro (1944) o Perversidad (1945), en las que quizás se inspirasen los guionistas aunque el texto original sea una obra de Grabiele D’Annunzio bastante anterior. Que esté contada en primera persona –incluso con planos subjetivos en el inicio y el final– impresiona más por la tremenda confesión que supone su relato, sin tener piedad para consigo mismo ni querer justificar su delito final. Rodada con marcados claroscuros en función del momento psicológico del personaje, poco se puede objetar a una dirección modélica que era la habitual en Lattuada durante estos primeros años de carrera. Además, sale Alberto Sordi.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).