Crítica en 200 palabras (o casi): El caballo de hierro (1924)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★ (Quizá la vuelva a ver).
Ahí va la crítica:
El caballo de hierro (The Iron Horse) (John Ford, 1924): Nos guste más o menos como director, John Ford es fundamental en la elaboración cinematográfica del relato mítico –nunca se debe considerar verídico– sobre la expansión de los Estados Unidos hacia el oeste. En esta temprana realización sobre la construcción del ferrocarril que unió las dos costas del país, encontramos todo lo que se espera en un western y, también, en una película de John Ford. Tiene toda la épica, la acción, el sentimentalismo y el humor etílico que caracteriza a su cine, lo que nos refuerza la impresión tantas veces sentida de que siempre estuvo haciendo la misma película con ligeras variaciones. Su fuerza expresiva no puede, sin embargo, ocultar del todo algunas debilidades argumentales y cierto desequilibrio entre su pretendida intención documental y su necesidad de ofrecer un espectáculo maniqueo de buenos y malos, con un triángulo amoroso también bastante inverosímil. Concebida como una loa a la mayor gloria de Abraham Lincoln, el patrioterismo y la idealización de esta gran obra es compensada en parte por su descripción de la violencia del entorno, las huelgas de los trabajadores –muy pacíficas, eso sí– o las corrupciones inmobiliarias de los villanos. Pese a todo, es un gran espectáculo perfectamente medido.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).