Crítica en cien palabras (o casi): Sapos y culebras (2013)
Lugar de proyección: Sala 4 del cine Acteón.
Formato de proyección: DCP.
Valoración: ★ (Espero no volver a verla).
Ahí va la crítica:
Sapos y culebras (Francisco Avizanda, 2014): Una joven pija, hija de un empresario arruinado, se ve envuelta en una trama de corrupción inmobiliaria –con comisiones y grabaciones ocultas de por medio–, en torno a una ciudad del juego inspirada claramente en la fracasada Eurovegas. Como el cine español más asentado no se atreve con los temas de actualidad más incómodos, son modestas películas como esta –aunque no carezca de subvenciones– las que lo intentan. El problema es que las situaciones son tan inverosímiles y confusas que echan por tierra su inicial atractivo. Uno desearía que Enrique Urbizu hubiera estado detrás de la cámara.
Criterio de valoración: ★ (Espero no volver a verla) ★★ (Podría volver a verla) ★★★ (Quizá la vuelva a ver) ★★★★ (Seguro que volveré a verla) ★★★★★ (La veré varias veces).