Crítica en 200 palabras (o casi): ¡Dejadnos vivir! (1939)

Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).
Ahí va la crítica:
¡Dejadnos vivir! (Let Us Live) (John Brahm, 1939): Sólo dos años después de que fuera injustamente condenado a la silla eléctrica en Sólo se vive una vez (Fritz Lang, 1937), el pobre Henry Fonda vuelve a pasar por el mismo trance en este enésimo drama sobre un falso culpable. La verdad es que el actor es inmejorable para encarnar la indefensión de un condenado, sobre todo tratándose de un ingenuo que creía que el sistema de derechos y libertades norteamericano era perfecto. Son un poco increíbles las líneas de diálogo en las que ensalza ese idealizado sistema, pero este maniqueísmo sirve para sorprender al espectador con una contundente diatriba contra el funcionamiento de la justicia. Tal es así que la película fue muy recortada por presiones políticas, pero sin evitar que quedasen claras las rigideces de un sistema que al final depende de la voluntad de personas siempre influenciables por muy diversos motivos. Su conclusión dramática es también muy satisfactoria con su amargo final feliz, así que esta poco conocida película es realmente inesperada. Su intensidad, además, se sustenta en una narración vertiginosa que solo dura 64 minutos y en la que nada falta o sobra. Solo cierta simplicidad de los caracteres evita que sea perfecta.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)


