Crítica en 200 palabras (o casi): Io e Caterina (1980)
Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.
Formato de proyección: DVD.
Valoración: ★★ (Podría volver a verla).
Ahí va la crítica:
Io e Caterina (Alberto Sordi, 1980): Nuestro querido Alberto Sordi también se dirigió a sí mismo en un buen puñado de películas a partir de 1966, cuando su personaje estaba más que consolidado y no necesitaba que nadie lo dirigiera. Al fin y al cabo, Sordi siempre era Sordi en sus películas y así lo quería ver el público. Aquí interpreta a uno de sus característicos italianos en la vertiente de triunfador en lo económico, pero incorregible en lo personal debido a un machismo sin complejos que solo concibe a sus compañeras, sea la esposa, la amante o la sirvienta, como esclavas a su servicio. Caterina no es la exuberante Edwige Fenech que aparece como reclamo en el cartel, sino el robot que adquiere el protagonista como criada sumisa y obediente. Como estamos ante una fábula moral, es bien previsible que la jugada no le saldrá como él esperaba y recibirá su justo castigo. Mientras tanto no se desaprovecha la ocasión de ridiculizar también al feminismo más obtuso y a la fe ciega en la tecnología. Como director, Sordi no es nada sutil, incluso es algo tosco expresándose con la cámara, pero siempre consigue el objetivo de mantenernos en vilo con sus sorprendentes peripecias.
Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)
Cinema Nostrum 