Cinema Nostrum

Blog de Rafael Nieto Jiménez, historiador del cine y empresario audiovisual

Crítica en 200 palabras (o casi): La venganza de Frank James

FrankJames

Lugar de proyección: mi hogar, dulce hogar.

Formato de proyección: DVD.

Valoración: ★★★★ (Seguro que volveré a verla).

Ahí va la crítica:

La venganza de Frank James (The Return of Frank James) (Fritz Lang, 1940): Con esta ya son cuatro las películas consecutivas de Fritz Lang en las que la Justicia cumple un papel determinante en la trama. Ésta, siendo un encargo para prolongar el éxito de Tierra de audaces (Henry King, 1939), será producto de la casualidad, pero no deja ser igualmente significativa por su mirada crítica hacia el sistema. Frank James confía en que los asesinos de su hermano lo paguen, pero después de ser condenados son indultados gracias a la influencia de un poderoso empresario del ferrocarril. Casi está obligado a vengarse, pero el guión se esforzará en desviarle de su propósito hasta conducirlo a un hilarante juicio final, lo más destacado de la película. La oratoria inflamada del abogado, la apelación a los sentimientos de hermandad sureña o las insinuaciones capciosas importan más que la verdad, aunque beneficien a nuestro protagonista. Es una continuación exenta de la épica de la primera parte, pero igual de entretenida y dinámica. Henry Fonda compone un personaje con más matices que en la anterior ocasión y Henry Hull, el periodista que le defiende, despliega todavía más su comicidad discursiva. Considerada una cinta menor, para mí no está tan lejos de sus mejores títulos.

Criterio de valoración:
● (No debería haberla visto)
★ (Espero no volver a verla)
★★ (Podría volver a verla)
★★★ (Quizá la vuelva a ver)
★★★★ (Seguro que volveré a verla)
★★★★★ (La veré varias veces)

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Un pensamiento en “Crítica en 200 palabras (o casi): La venganza de Frank James

  1. Fernando en dijo:

    En mis comentarios a «Sólo se vive una vez» y a «Tierra de audaces» ya he adelantado la opinión esencial que me merece esta gozosa pero no sublime «La venganza de Frank James»; de modo que bien puedo concentrarme ahora en algunos de sus aspectos secundarios pero relevantes.

    Aquí la chirriante intromisión más notoria e hipócrita del código Hays consiste en que el protagonista, si ha de quedar vivo al final, no debe consumar su venganza por mucho que se aproxime a ello, porque se trata de un acto pecaminoso y anticristiano, indigno de un héroe que se precie. Por otro lado, el malo nunca gana y necesita recibir su castigo, y el público más populachero se sentiría muy defraudado si no fuera así. Pues bien, todos quedamos contentos, teóricamente (excepto que la manera más rápida de no contentar a nadie es buscar contentar a todos), cuando el héroe no puede o no quiere vengarse en el último minuto pero esta función la cumple por delegación un personaje secundario, quien seguidamente paga caro su atrevimiento resultando muerto o, como mínimo, encarcelado.

    Resulta que la venganza es otro de los temas favoritos y recurrentes de Lang, planteándonos que es un acto enteramente aceptable si cumple tres condiciones:

    a) Quien debe llevarlo a cabo es sólo la víctima directamente perjudicada por el delincuente o criminal, y su cuantía no ha de sobrepasar la del daño sufrido.
    b) El vengador tiene que disponer de pruebas fehacientes de quién fue el que lo perjudicó, y no iniciar su venganza personal sin antes haber explorado todos los medios legales y comprobado que son inútiles en su caso.
    c) Hay que evitar que la venganza se cobre «víctimas colaterales» entre los inocentes indefensos que casualmente pasaban por ahí.

    La idea de Lang, si la formuláramos de una manera muy simple, consistiría en que la venganza es muy terapéutica y reparadora para las víctimas e impide que los malvados queden impunes y prosigan sus fechorías.

    Aun así, Lang siempre se opuso por completo, en su obra cinematográfica y en la vida real, a la pena de muerte, la cual, debido a sus características de frío rito burocrático ejecutado por indiferentes funcionarios, le parecía una costumbre bárbara y asqueante, un envilecimiento colectivo que agravaba la deshumanización ya superlativa de las masas… además de ser irreparable en caso de descubrirse que había recaído sobre la víctima de algún error judicial, cosa nada imposible o improbable.

    «La venganza de Frank James» es el primer western de Fritz Lang, pero aunque resulte bastante sólido y agradable de ver no es su mayor logro en este género. Ese puesto de honor le corresponde, diría yo, a la excepcional «Encubridora», que lo supera ampliamente en madurez y en complejidad. Ya deliberaremos sobre ello en este blog.

    Asimismo es la primera película en color de Fritz Lang. De entre las 39 cintas que componen su filmografía, sólo 6 son en color. Lang estimaba que el blanco y negro se acomodaba mucho mejor a sus inclinaciones temáticas y estilísticas. Pese a ello, su uso del color, cuando recurrió a él de grado o por fuerza, es siempre sensacional: de una gran belleza plástica y significación expresiva, como no podía ser de otra manera tratándose de un esteta hiperrefinado. La riquísima paleta cromática de «Moonfleet» es, naturalmente, la que se lleva la palma al respecto.

    Como colofón, es la primera película de toda la carrera actoral de Gene Tierney, aquí en un delicioso papel de reportera dicharachera y protofeminista. Pocas veces se ha visto en pantalla a una mujer tan agraciada físicamente y tan dotada interpretativamente, con una belleza nada vulgar y un talento nada común; y su filmografía es realmente antológica, pues incluye, entre otras obras, «La ruta del tabaco», «El embrujo de Shanghai», «El diablo dijo no», «Laura», «El fantasma y la Sra. Muir», «Vorágine», «Al borde del peligro», «Sinuhé el egipcio» y «Tempestad sobre Washington». Ningún buen cinéfilo podrá dejar de admirarla y adorarla.

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